12 may 2009

Mi historia

Esta es mi historia. Nací en un bosque cerca de un pequeño pueblo encastrado en un valle, mi madre al ver que estaba flaco y que mi pelo no era brillante me abandono, tuve suerte de que un campesino pasaba por allí y me recogió, me llevó junto a mi actual madre adoptiva, que por entonces había perdido a todos sus pequeños y me tomo con cariño, me limpió y me alimentó durante mucho tiempo. La vida era sencilla y feliz en el pueblo. Un pueblo donde toda la gente se conocía y vivía de la tierra y los animales.

Mis primeros meses pasaron sin ninguna alteración, la vida en el campo era sencilla, jugaba, comía lo que podía, cazaba insectos y lagartijas, saltaba y mordía cuanto se ponía ante mí …supongo que a estas alturas os habréis dado cuenta de que vine al mundo como un canis familiaris, aunque para ser más exactos como el género canis lupus. Como dije mi vida transcurría con total tranquilidad, era el lobo más temido entre los perros del pueblo, pues mis patas eran grandes y potentes mis incisivos. Con tan solo tres años era el líder indiscutible de todos los perros del pueblo y las hembras en época de celo venían a buscarme.

El campesino que me había adoptado era un hombre amable que había emigrado de la ciudad hacia tierras más tranquilas y se dedicaba al pastoreo y a cultivar un pequeño huerto. No sabía cuáles eran las razones exactas para que acabara en aquel pueblo perdido, pero según llegue a comprender había perdido todo lo que amaba.

No solíamos hablar mucho sobre nosotros, de vez en cuando él se sentaba en la chimenea, con su pipa y su copa de vino y observaba con la mirada perdida el crepitar del fuego, de vez en cuando sonreía y me contaba algo. Yo me limitaba a mirarlo tumbado en la alfombra e intentando comprender que pasaba por su cabeza.

Con nosotros vivían otros perros que “Lo” , como decidí llamar al campesino, había adoptado. Mis perros hermanos eran tan diferentes…unos eran escuálidos, otros pequeños y gordos, también estaba “Gar” un sabueso fuerte y potente que no paraba de meterse en líos y al que más de una vez tuve que salvarle el pellejo y alguna que otra vez estuve a punto de perder el mío por él, pero no podía reprocharle nada puesto que Gar me había enseñado todo cuanto sé. Recuerdo que a Gar le encantaba cazar conejos. Se agazapaba y esperaba hasta que un conejo saliese de su madriguera, luego se lanzaba a por él. Fue él quien me enseño a cazar y juntos hacíamos una buena pareja, nos agazapábamos tapando cualquier posible salida de la madriguera y esperábamos…horas y horas, inmóviles sin oír mas que el ruido de la respiración y de repente asomaban dos orejas puntiagudas. Gar no se lanzaba sin más, esperaba el momento justo para taponar la entrada a la madriguera y los hacía correr por la pradera, lanzando mordiscos a sus patas, yo corregía su rumbo, hasta que finalmente eran vencidos.

Todavía recuerdo el día que se fue. Era una tarde primaveresca, soleada y con poco viento, fuimos de caza como de costumbre, pero algo olía raro, mi olfato no me engañaba, olía a sudor humano y sangre de conejo. Escrute la maleza y descubrí que no éramos los únicos..dos hombres vestidos de camuflaje y con armas aguardaban… hice un gesto a Gar de retirada y asintió, pero al parecer cambió de opinión y decidió que era más divertido acechar a los humanos e intentar robarles tres conejos que colgaban de un cinturón. Maldición no podía dejarlo solo…Gar se acercó acechando, a contraviento, despacio y con la vieja técnica de caza, sus patas traseras pisaban donde anteriormente habían pisado sus delanteras, así conseguía el máximo sigilo. Los humanos se hacían señales con la mano, no sabían que iban a ser víctimas de un hurto. A Escasos centímetros de su presa, Gar cometió el error que nunca había cometido: -clack! .- tropezó y pisó una rama que se partió. El hombre se giró y se sorprendió al ver a un animal tan cerca, echó mano de su cuchillo y lo clavó en el pecho de Gar, En un acto instintivo Gar mordió las manos del humano.

Me quedé petrificado. El otro humano al ver la escena levanto el arma, apuntó, disparó y falló, el pánico se apoderó de mi, tenia deseos de huir de allí pero Gar estaba malherido, huía torpemente mientras el humano apuntaba de nuevo. Algo en mi interior hirvió, la sangre se me amontonaba en la cabeza y me quemaban los ojos, mis patas temblaban y la furia se apoderaba de mí, mis patas delanteras se levantaron, seguidas de las traseras y corrí como alma que lleva el diablo contra el humano. Este, al girar la cabeza y al ver tremenda estampa disparó contra mí y cayó de espaldas, me abalance y clavé mis incisivos por donde pude, desgarrando todo cuanto pude.

Salí de mi trance…el humano se protegía la cara, que se había vuelto blanca como la nieve y que hacia contraste con el rojo de su sangre, volví la cabeza y vi que Gar se había alejado entre los árboles. Olí su rastro de sangre y di con él, estaba tumbado, jadeando, la sangre brotaba de su pecho, Gar me miro sabiendo que no había nada que hacer, que su historia se había acabado y que ahora continuaba la mía. Acerque mi hocico a su herida y lamí su sangre, quería que alguna parte de su alma se quedara junto a mi, permanecí junto a él hasta que su respiración se hizo más lenta y pausada…me miró y atisbé tranquilidad en su cara, estaba feliz de que estuviera junto a él en sus últimos momentos…finalmente dejo de respirar.

La noche caía, tras los árboles la luna asomaba…la pena me invadió y lloré por su alma, un cántico que fue oído por todo el valle y que seguro que muchos nunca olvidarán.

…continuará..

3 comentarios:

Mcnulty dijo...

Muy emotivo

Titö MonKey dijo...

Aplausos, un buen guiño a conversaciones en Rivendel tomando Té filosoficos.Bravoo.

Curiogato dijo...

el te filosfico me hizo no poder dormir en toda la noche jajaj