3 dic 2010

El Homónimo Autocrata

No ha mucho un país dónde la libertad era considerada un derecho inalienable, conjugada por principios morales y éticos resultando en derechos civiles y libertad de expresión. Pero hete aquí la ascensión al poder de un personaje cuya corruptabilidad era su propia identidad manifestada por la idiosincracia de sus comentarios, siempre disponía de los mejores e ingeniosos insultos literarios, chascarrillos metafóricos de una ulterior y forzada sonrisa maquiavélica. Pavoneándose de la superioridad económica, cuyo sustento depositaba el estado, amigo de su corruptela. Chascarrilos, chanzas, y charadas conformaban su trinidad, erigiéndose el mismo en la figura autoritaria que nadie quería reconocer. Amenazas varias, abuso autoritario del poder, miradas lánguidas atormentaban el corazón inocente de sus "compañeros", y siempre tenía esa última expresión taciturna y sombría que helaba el alma rencorosa de sus delatores confidentes. Su errático proceder confirió a su personalidad un atisbo de auténtica genialidad, una belleza intelectual extasiante y que acongojaba el ánimo siempre humanitario de sus valerosos amigos (cuyo nombre omito por mor del anonimato más inverosimil). Finalmente el autocrático, que se hace llamar a si mismo Literato McNulty, personaje se atreve a proferir veladas amenazas contra la libertad individual, derrocando el sudor y las lágrimas por otros esgrimidas en pos de su propio y veleidoso disfrute personal, Rest In Peace señora Libertad pues el Magnate del odio McNulty ha vuelto de su viaje al fonde la Caverna Platónica, historia que en otro momento detallaré pormenorizadamente.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

que le corten a cabeza a ese tal McNulty!!!!!

Dictator Maximus dijo...

Soy el dictador literario que necesitaba este inframundo bloguero.